FUNDACIÓN CAMINO DE LA LENGUA CASTELLANA
El poeta Jorge Manrique, un peaje en el Camino
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En aquel entonces, pueblos castellanos que se consideraban portadores de tales valores, optaron a través de la elaboración y presentación de proyectos exigidos para conseguir esta consideración, y Paredes de Nava presentó el suyo, bajo la dirección de su alcaldesa Dª Montserrat Infante, que incluía varios temas referidos a la importancia de este pueblo, tal como “La villa de Paredes de Nava”, “Paredes de Nava en la poesía y literatura española del siglo XV” y “Personajes históricos paredeños del mundo medieval” entre otros.
Al final, los lugares elegidos para jalonar las rutas de este camino, fueron San Millán de la Cogolla, Santo Domingo de Silos,Valladolid,Salamanca,Ávila y Alcalá de Henares.
Este último "Personajes históricos paredeños del mundo medieval" comenzaba así:
Grabados en los viejos muros del magnífico Salón de Actos del Ayuntamiento de este pueblo castellano, existieron, en otros tiempos y durante muchos años, bellísimos poemas de las Coplas que el poeta Jorge Manrique escribió a la muerte de su padre.
El paso de los años y las inclemencias acabaron con aquellos versos que, estampados en oro engalanaban las paredes del Ayuntamiento. Uno de ellos, melancólicamente deteriorado cuando el indiscreto fotógrafo se fijó en él, permanecía entonces casi acabado por la aguas que desde su tejado escurrían, expresando lo que el propio poeta había querido decir en este mismo verso muchos siglos antes. Eran estas pinturas algunas de las más bellas estrofas de la poesía española, y los muros remozados de este antiguo convento franciscano, construido por los Manrique, los exhibían entonces con orgullo y además con derecho propio. Allí estuvieron muchos años y reconstruidas nuevamente, nos recuerdan y conmemoran hoy un hecho que la tradición ha establecido como cierto, el nacimiento de Jorge Manrique en Paredes de Nava, queriendo todo ello simbolizar la relación profunda que ha existido siempre entre estos dos nombres, el de un poeta universal y el de un pueblo de fama y tradición medieval.
Perteneció este poeta a una de las familias más prestigiosas de cuantas había en la Corona de Castilla a finales de la Edad Media, que fueron denominados "Los Manrique", linaje de rancio abolengo, de gran patrimonio y poder político, que asentaron en esta villa en tiempos medievales, a partir de 1.429. Nos recuerda su presencia los escudos que, grabados en puertas y dinteles de edificios del pueblo, muestran en sus señas de identidad que eran por sus calderas señores de mesnada, y en sus borduras, que eran señores descendientes de reyes. Eran aquellos que decían “ Nos, no descendemos de Reyes, que Reyes descienden de nos”.
Esta familia Manrique, fue una saga de nobleza vieja, entroncada con un pasado remoto y esplendoroso, pues fueron descendientes de los míticos nobles de la poderosísima Casa de Lara, la cual, debe su nombre, a la localidad burgalesa de Lara de los Infantes.
La familia se encontraba asentada, en tiempos del rey Alfonso VIII, en el pueblo palentino de Amusco, muy cerca de Paredes, e inicia su saga con la figura de Rodrigo Manrique de Lara, I de este nombre I señor de Amusco. Entre sus descendientes se cita a su hijo, Pedro Ruiz Manrique, II señor de Amusco.
Garci I Fernández Manrique de Lara, III señor de Amusco, es hijo del anterior. y primero de este nombre en honor de su abuelo, Le sucede Pedro II Ruiz Manrique de Lara hijo del anterior, quien fue IV señor de Amusco.
Su sucesor, Garci II Fernández Manrique de Lara, fue V señor de Amusco, casó en un primer matrimonio con Urraca Leyva, con la que tuvo dos hijos, Pedro y Diego, que serían los siguientes señores . Este Garci II Fernández Manrique de Lara padre de los mencionados anteriormente, tuvo otro hijo en un segundo matrimonio, que se llamó Garci III Fernández Manrique de Lara, que casó con Aldonza Téllez y recibió con ello el señorío de Aguilar de Campoo y de Castañeda, convirtiéndose esta unión en el punto de arranque de uno de los más poderosos estados señoriales de Castilla.
Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, es el VI señor del linaje, y al no tener descendencia,, el señorío recayó en su hermano Diego Gómez Manrique de Lara y Leyva,, VII señor de Amusco. Casó con Juana de Mendoza, y murió en la batalla de Aljubarrota, donde luchaba defendiendo los derechos al trono de su rey Juan I de Castilla, frente a ingleses y portugueses en 1385,
Su hijo, Pedro Manrique de Lara y Mendoza, fue un personaje destacado de la época de Juan II de Castilla y figura de singular relieve en la historia del linaje, de quien Pérez del Guzmán diría “pasó por diversas fortunas, prósperas y adversas”. Recibió en 1.405, sin reserva alguna familiar, el señorío de Amusco, fue nombrado Adelantado Mayor del Reino de León y el 8 de diciembre de 1.429 el rey Juan II, le cedió la villa de Paredes de Nava "para favorecer los muchos e buenos e leales e notables e sennalados servicios que auedes fechos e facedes de cada dia", y le dona la villa con su tierra, términos, jurisdicción, pechos y derechos, para él y sus sucesores y herederos perpetuamente, con la facultad de venderla y hacer de ella su voluntad como de cosa suya propia. Con
Con Don Pedro Manrique, abuelo de Jorge, Paredes de Nava quedó definitivamente incorporada al señorío Manrique y es a este personaje a quién debe de estar la villa de Paredes muy agradecida, por haber sido el que puso las primeras piedras sobre las cuales se levantó el grande edificio de la Casa de Paredes de Nava, que por las relevantes prendas de sus señores y por su alta representación social, hizo que su fama se extendiera dentro y fuera de España, figurando entre la más alta nobleza. Murió este personaje, como comentaremos más tarde, en Valladolid en 1.440, cuando acompañado de sus hijos, asistía a los festejos con motivo de la boda del príncipe Enrique de 15 años de edad, primogénito del rey Juan II de Castilla, con Blanca de Navarra. Dicho sea de paso y a manera de curiosidad, recordar que esta boda fue anulada por el obispo de Segovia, en el año 1.453.
Don Pedro Manrique de Lara y Mendoza, en las revueltas en contra de la corona fue preso por orden del condestable Álvaro de Luna en el castillo de Fuentidueña de Tajo con su mujer y sus dos hijas, lo que provocó al levantamiento de sus hijos, que consiguieron liberarle descolgándose con sábanas por las paredes del castillo con astucia y ayuda de sus hijos, pero para entonces ya le habían administrado "hierbas y murió a los pocos días en Valladolid ,como hemos comentado anteriormente.·
La villa había pertenecido, antes que a Don Pedro Manrique, a Infantes y Reyes, verdad es que no la tenían en olvido, especialmente el infante de Castilla y rey de Aragón, don Fernando, pero nunca pasó de ser una de tantas villas o lugares del montón, como dice el cronista de la villa padre Leonardo Cardeñoso. No tenía la villa representación individual en los consejos de los reyes, sin derecho a firmar los privilegios, gracias o mercedes que los reyes hacían juntamente con los obispos y señores de la Grandeza de Castilla, ni ocupar puestos entre los sirvientes reales. Todo esto y mucho más, la hizo tener Don Pedro desde el momento y hora en que la constituyó cabeza y tronco de una nueva familia o linaje independiente de las otras líneas que había en la Casa de los Manrique.
Siguiendo al cronista de la villa, dice que era Don Pedro, a la vez que gran político y de magnánimo corazón en los asuntos militares, de conciencia recta, temeroso de Dios, amante de la justicia, promovedor de las cosas religiosas, por lo que no contento con tomar para consejeros suyos a personas de diferentes órdenes religiosas, edifícales conventos. Don Pedro Manrique manifestó de manera especial su devoción a los hijos de San Francisco de Asís, dándoles a las religiosas de Santa Clara, la casa que tenía en Calabazanos, con sus vasallos, rentas, términos, prados y pastos, para que allí se hiciera un Monasterio, en cumplimiento de la voluntad de su padre, que así lo había mandado. Pasados los años sería su hija Aldonza, hermana del padre de nuestro poeta, la primera abadesa de Calabazanos, monasterio relacionado de esta forma con nuestro pueblo, pero que la desgana y el tiempo ha desvinculado incomprensiblemente del interés de este pueblo.
En el término del campo de Paredes de Nava, en extramuros, edificó el abuelo de nuestro poeta, un convento franciscano con el título de Nuestra Señora de la Misericordia, cuyo lugar todavía hoy lleva el nombre de Monasterio. Se comenzó su construcción en 1.429 y se dice que la Comunidad pudo ocupar el edificio allí levantado a finales del año 1.430. Es interesante hacer mención aquí de este hecho fundacional, pues tiene mucha importancia en la historia de esta villa y su vinculación con el posible nacimiento de nuestro poeta, ya que cien años después, al estar este convento inhabitable, los frailes permutaron al III Conde de Paredes de Nava estas ruinas por los palacios viejos que el tenía dentro de la villa, según dicen los documentos existentes en los archivos de la iglesia de Santa Eulalia. Es decir, parece que existían en la villa de Paredes viejos palacios ya por entonces pertenecientes a los Manrique que utilizan y mejoran estos frailes, y eran viejos en épocas del III Conde de Paredes, que dicen las crónicas falleció en 1.536. Por lo tanto, estos palacios podían existir muy bien cien años antes y ser la sede y vivienda temporal de D. Pedro Manrique, nombrado señor de Paredes en 1.429 y ellos podían haber sido utilizados por sus hijos y especialmente, en 1.440, por Rodrigo Manrique, padre de Jorge, que fue nombrado señor de Paredes a la muerte de su padre. Estos palacios viejos estaban dentro de la villa, en la parroquia de Corpus-Cristi, en donde se encuentra el actual Ayuntamiento, que fue anteriormente convento franciscano, existiendo hasta hace unos años en su lateral norteño, un magnífico edificio eclesiástico denominado la iglesia de San Francisco, donde estuvo el panteón condal de los Manrique, tristemente desaparecido.
Don Pedro Manrique de Lara, señor de Paredes, casó con Dª Leonor de Castilla, nieta ilegítima del rey Enrique II de Trastámara, tuvieron quince hijos. El primogénito, Diego Gómez Manrique Castilla, le sucedió en los dominios patrimoniales de la familia, recibiendo el título de Conde de Treviño
.Su segundo hijo fue Don Rodrigo Manrique de Lara Castilla, el cual heredó de su padre, pues fue segregado del mayorazgo, el señorío de Paredes de Nava, como premio a su valentía y honor.,fue en tiempos próximos a su muerte Comendador de la Real Orden de Caballería de Santiago.,con sede en Uclés
Pedro Manrique es el tercer hijo que se dedicó a la milicia sirviendo al rey Juan II y Reyes Católicos,
Ínigo Manrique ejerció la Carrera Eclesial, llego a alcanzar la silla episcopal de Oviedo, Coria y Jaen..
GomezManrique es el quinto hijo,fue hombre de letras, pero también al igual que sus hermanos ,participó en actividades en la corte y en la milicia. Ocupó cargos de Corregidor y alcalde de Avila, Burgos y Toledo.
Garci Fernandez Manrique fue el hijo varón mas pequeño. Con sus hermanos realizo funciones tan importantes como la de nombrar Rey al Infante Don Alfonso en Avila, hermano de Enrique IV j+fallecis´d en situaciones extrañas. >Participo.en el acuerdo de los Toroa de Guiisando en misiones tan importantes dirigisa om a Princesa Isabel,concertando también elmatrimonio de ella con el <príncite de Aragón Don Fernado.
El cuadro familiar se completaba con siete hijas,Beatriz, Juana, Leonor, Inés, Maria, Isabel y Aldonza Manrique ,casadascon personajes de nivel soial
D. Rodrigo Manrique d Lara y Castilla, siendo muy joven vistió los hábitos de la Real Orden dc Caballeria de Santiago y por sus méritos en la batalla de Huescar, el infante de Aragón, don Enrique tercer hijo de Fernando, Rey de Aragón,por la demostración de arrojo de guerrero, en las luchas contra los moros. Casó en 1.433 con Doña Mencía de Figueroa, de la familia de los Mendoza, sobrina de Íñigo López de Mendoza y prima hermana del primer marqués de Santillana y tuvieron siete hijos, cinco varones y dos hembras. El orden de nacimiento lo establecen los historiadores de la siguiente manera: D. Pedro, D. Diego, D. Rodrigo, D. Jorge, D. Fadrique.,sus hermanas fueron Dª. Leonor y Dª. Elvira..
Jorge Manrique no ha tenido ningún biógrafo, pero es obligado, cuando queremos conocer aspectos de su vida, recurrir a la obra más compacta que sobre él se ha escrito, titulada "Personalidad y destino de Jorge Manrique" de Antonio Serrano de Haro, aparecida en la editorial Gredos en el año 1966, y con una segunda edición en 1.975.
Tradicionalmente se ha venido señalando el año de 1.440, y a la localidad palentina de Paredes de Nava, como la fecha y el lugar de nacimiento de Jorge Manrique. No está probado de manera auténtica y fehaciente el lugar de su nacimiento, ya que en esta época no existían los registros de nacimiento, ni documentación bautismal, y por ello los historiadores atribuyen tradicionalmente a Paredes de Nava su cuna dada la vinculación de esta villa a la familia Manrique, y especialmente a su padre.
El 15 de Septiembre de 1.440, (año en el que se dice nació Jorge) tuvo lugar en Valladolid el casamiento del príncipe don Enrique, primogénito de Juan II de Castilla, heredero de la corona castellana, con la infanta doña Blanca de Navarra, primogénita de Juan II de Navarra, acontecimiento en donde estuvo presente, entre otros muchos grandes señores, Don Pedro Manrique, adelantado de León. Acompañaba a Don Pedro, su hijo D. Rodrigo y no sería extraño imaginar que a estas fiestas reales asistieran también, con don Rodrigo Manrique, su esposa, doña Mencía de Figueroa, madre de nuestro poeta, deseosa de tomar parte en el especial acontecimiento real. Y decimos esto, porque tales acontecimientos no podían pasar desapercibidos a la nobleza, pues era costumbre y gran honor asistir a ellos e incluso a otros de menor importancia, pues ya años antes, en 1.432, hay constancia documental, que con motivo de las grandes fiestas que hubo en Autillo (pueblo palentino cercano a Paredes) para proclamar el compromiso de matrimonio de este mismo príncipe Enrique con Blanca de Navarra, como pacto de paz entre los reinos de Castilla y Navarra, asistió doña Leonor de Castilla, mujer de Don Pedro Manrique y señora de Paredes de Nava. Este hecho es conocido por la existencia de documentación con las cuentas que presentaron en 1.432 los contadores al concejo para sufragar los gastos de agasajo y valiosos presentes que los paredeños hicieron a su señora al paso por Paredes de la comitiva, que desde Amusco, se dirigía a Autillo.
De la" Crónica del Rey Juan, Segundo de este nombre de Castilla y de León ".(Sara Rodicio García) Don Gabriel Manrique es conde de Osorno y Adelantado Mayor del Reino de Castilla . |
Esta fecha de Septiembre de 1.440, sitúa al Comendador de Segura, Don Rodrigo Manrique en tierras castellanas, y nos permite también suponer, sin fantástica presunción, la presencia de Doña Mencía de Figueroa, de capital importancia para la cronología, como dice la historiadora palentina Casilda Ordóñez, acerca del nacimiento de nuestro poeta, trasladándose su madre con antelación a Paredes, (si es que no estaba allí su residencia), sabiendo la fecha de la boda real y la de su propio parto. El escritor Miguel de Santiago, también palentino, comenta que es razonable que los Manrique vivieran en los palacios que poseían en Paredes de Nava, pues en ellos estaban más cerca de la corte y sus influencias, lejos de los peligros e incomodidades de los lugares de frontera. Por otra parte, hay que decir, que los comendadores de frontera solamente tenían obligación de estar en su encomienda tres meses al año y además, Don Rodrigo en estas fechas permanecía en Castilla, pues era aquí, y no en la frontera, donde se estaban librando las guerras entre castellanos, por la rivalidad con Don Álvaro de Luna, quién había mandado preso a Don Pedro y esposa al castillo de Fuentidueña de Tajo, de donde escaparon con la ayuda prestada por sus numerosos y amotinados hijos, aunque se dice que antes ya le habían dado "hierbas venenosas" a Don Pedro, pues falleció pocos días después, cuando se encontraba precisamente en Valladolid en los acontecimientos que anteriormente hemos relatado.
La existencia de Don Jorge Manrique no se conoce documentalmente en la corte hasta 1.466, en que el llamado Rey don Alfonso el Inocente, hermano de Enrique y de Isabel, llamada después la Católica, apoyado por importantes nobles castellanos, entre los que se contaban los Manrique, con el deseo de disputar el reino a su hermano Enrique, le concedió y le hizo donación a Don Jorge, por los servicios prestados, la renta de las tercias del lugar llamado la Riserta, tierras que pertenecen hoy, en gran parte a los pueblos de Villaldavín, Villafruela, Perales, Villaverde y Casasola de la merindad de Campos, tierras palentinas cercanas a Paredes. Como es sabido, Don Alfonso, aspirante al trono de Castilla murió envenenado en el pueblos de Avila, Cardeñosa
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Don Jorge corresponde con su poesía:
"Pues su hermano el Inocente
que en su vida subcesor
se llamó.
que corte tan excelente
tuvo y quánto gran señor
que le siguió."
La primera aparición en documentos de D. Jorge, como hemos dicho, es de 1.466, tenía pues la edad de 25 años y probablemente hacía tiempo que D. Jorge tenía ya sobre su manto, la roja cruz en forma de espada distintivo de la Orden de Caballería de Santiago y parte de su infancia, la había pasado, supuestamente, en la localidad jienense de Segura de la Sierra, cabeza de la Encomienda Santiaguista confiada a su padre. Sin embargo, las buscas y rebuscas de documentos en archivos olvidados, van poniendo en evidencia aspectos de su vida juvenil paredeña.
El investigador palentino Santiago Francia Lorenzo, en sus Notas de Archivo, publicó, en 1987 "El cabildo propone a Don Jorge Manrique para una canonjia" disposición que se encuentra en el libro de Actas Capitulares del Cabildo Palentino correspondiente al 1º de Octubre de 1462,cuando "Jorge Manrique fijo del conde de Paredes" tenía la edad de 22 años, (Actas Capitulares 1462,fol.58r-l).
No cabe duda que D. Rodrigo se preocupó de que sus hijos aprendieran a danzar, cantar y trovar y vistieran con decoro y fue la familia paterna, la que con seguridad influyó en esta formación de sus hijos, pues los tíos del poeta formaban una galería de figuras de indudable relieve. De todos los hermanos de esta numerosa familia, es don Rodrigo el que destaca como guerrero, siendo superior al resto de los hermanos, por su carácter y por la energía de su voluntad. Era la cabeza efectiva de la familia, más que el propio primogénito, asumiendo el mando familiar. Por este motivo, creemos, que predominó sobre la educación social de sus hijos, una consumada formación caballeresca, el oficio de las armas y el dominio del caballo, la estrategia del combate, las maneras y formas de ataque, las escaramuzas, eran dominios esenciales para los hombres de armas, pues la honra del caballero eran las virtudes militares. La cetrería, la caza, los ejercicios de fuerza y corriendo con su padre los peligros de las expediciones bélicas, adquirieron don Jorge y sus hermanos la experiencia y la disciplina necesaria para el arte de la guerra.
Los Manrique, en nombre de la Orden de Santiago, consiguen por las armas la encomienda de Montizón, que recibe Don Jorge en 1.467, el cual se presenta ya como verdadero caballero que defiende los territorios a él asignados y por lo que recibe ingresos económicos. La encomienda contaba con una serie de poblados, que hoy son pueblos prósperos de la provincia de Jaén, como Torre de Juan Abad, Belmontejo que después se llamó, en honor a su padre, Villamanrique, nombre que conserva, Chiclana y Montizón con su fortaleza que no es hoy más que un corralón de ganado con las partes más nobles en estado ruinoso.
Hasta en decisión tan personal, como es la de tomar esposa, Don Jorge parece que sigue las huellas de su padre, y casa en 1.470 con Doña Guiomar de Meneses,(en Toledo, en el palacio de los condes de Fuensalida) hermana menor de Doña Elvira, tercera esposa de D. Rodrigo, su padre, la cual no fue bien aceptada por Jorge y sus hermanos. Pertenecen estas señoras a una de las principales familias toledanas de gran influencia económica y política y las fortunas de sus dotes, sirvieron para pagar las campañas militares de los Manrique, en aquellos años de inflación y carestía que precedieron al reinado de los Reyes Católicos. Las banderías, las luchas de los partidos, las ambiciones, las rencillas de la corte, engrandecen y arruinan a los Manrique.
Dicen que Don Jorge, fue un hijo acuñado por la vigorosa personalidad paterna, que la guerra, fue un destino, al que su educación le había llevado, pero que su forma natural de ser, necesariamente tenía que estar ligada a un alma sensible, tierna, dotada de lirismo, de fuerza expresiva, de capacidad intuitiva, de reflexión, de melancolía.
La muerte de su padre, acaecida en la villa de Ocaña el 11 de Noviembre de 1.476, quizás liberó a Jorge de las apreturas de la coraza de guerra, de la violencia de las armas y, distendido, sin ser consciente de ello, ensanchó su alma de poeta, deslizándose los pensamientos de su mente hacia los caminos de la métrica y de la rima, de la genialidad, de la inspiración, descuidando todo aquello que había aprendido de su padre.
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Y así debió de ocurrir, pues lo hechos de armas que se sucedieron desde entonces, no fueron venturosos para nuestro personaje. En 1.477, meses después de la muerte de su padre, en una confrontación armada, fue militarmente vencido y preso en la villa de Baeza y necesitó para ser liberado, el perdón y consentimiento de los Reyes. Dicen sus biógrafos, como .José Manuel Ortega Cezár, que fue en esta época, aceptando que las coplas no debieron de escribirse de un tirón, sino en varios fragmentos, cuando Don Jorge, aprovechando un paréntesis de meditación, debió de escribir algunos de estos fragmentos o incluso el ajuste total del poema.
Don Jorge Manrique de Lara, Comendador de Montizón, Caballero Trece de la Orden de Santiago, Capitán de la Hermandad de Toledo, fue el caballero elegido por Isabel la Católica para defender sus aspiraciones a la corona de Castilla, frente a las poderosas huestes del marqués de Villena, partidario de Doña Juana la Beltraneja.
Y en el anochecer de una tarde del día 24 de abril de 1479, frente a los grises muros del Castillo de Garcimuñoz, el cuerpo guerrero de don Jorge, lleno de juventud, de lirismo, de poesía, de genialidad, fue mortalmente herido por su contrincante D. Pedro Baeza.
Entre sus ropas, dicen, encontraron papeles de versos ensangrentados, como si ellos fueran los últimos suspiros de este sublime poeta, que quiso ser también guerrero.
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Propuesta de canongía para Jorge Manrique.
Jerónimo Manrique es hijo de Don Alonso Manrique de Lara, cardenal de la Iglesia, e hijo a su ver de Don Rodrigo Manrique y su tercera esposa.
Tomado de "Reseña Histórica de la Villa de Paredes de Nava", del R. P. Leonardo Cardeñoso
(.Don Jerónimo Manrique fue hijo, como se dice, de Don Alfonso Manrique ,hijo este a su vez de Don Rodrigo Manrique y de su tercera esposa)
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En el año 2004, como actos previos a la celebración nacional del V Centenario del fallecimiento de la reina castellana Isabel la Católica, se celebró en Paredes de Nava el Congreso Internacional Jorge Manrique titulado “En las guerras y las paces” en consideración a los servicios prestados a su causa por la familia Manrique, oriunda de este pueblo. Tuvo lugar los días 18 y 19 de Octubre con la colaboración de la Junta de Castilla y León, Fundación Jorge Guillen, Ayuntamiento de Paredes, Diputación de Palencia y obispado de Palencia.
Conferencia inaugural a cargo de Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española de la Lengua, en la iglesia de Santa Eulalia. Paredes de Nava 18 de octubre 2004. |
José Herrero Vallejo
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SANTIAGO, MIGUEL DE: Obra Completa Jorge Manrique. Estudio crítico .Colección Río Nuevo.1978
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VARIOS: Jorge Manrique y su época. Cuadernos Historia 16. nº 258
ALGUNAS EDICIONES DE LA OBRA DE JORGE MANRIQUE
Cancionero castellano del siglo XV. Edición crítica de R. Foulché- Delbosc. Nueva Biblioteca de Autores Españoles. Madrid.
Poesía. Edición, prólogo y notas por Jesús Manuel Alda -Tesán. Ed. Anaya, Salamanca.
Obras completas. Prólogo por José Garçia López. Ed. Montaner y Simón, Barcelona.
Poesías. Selección, prólogo y notas por Joaquín de Entreambasaguas. Ed.Clásicos Ebro, Zaragoza.
Poesías completas. Introducción y notas por Enrique Azcoaga. Ed. Edad, Madrid