viernes, 25 de marzo de 2016

La senda del cautivo


LA SENDA DEL CAUTIVO
Una leyenda devaluada


      “Por entre los dorados trigos de la estepa paredeña, una cinta blanca serpea por el suelo, llevando tras de si un recuerdo consagrado por la tradición. Parte esta senda de la ermita de Carejas, pasa en fugitiva carrera por la llanura para morir en el próximo pueblo de Becerril. Esta tradición está consagrada por el doble requisito de los siglos y veneración de nuestros antepasados.

      Así se expresa el padre Tomás Teresa, cronista oficial de la villa, en su libro titulado “Paredes de Nava Villa Señorial (Su historia y tesoro artístico)” cuando hace referencia a la Virgen de Carejas, patrona del pueblo y muy especialmente cuando habla de la llamada leyenda del cautivo. Como lo hace con sencillez y cariño y muy amenamente, seguimos su descripción; ”Esta senda conservada intacta por la piedad de nuestros antepasados es fruto de las pisadas de una pobre mujer de Becerril, y el lodo de la senda fue amasado con las lágrimas de la atribulada madre: Un hijo suyo se hallaba preso en poder de los moros. Ella abrigaba la firme esperanza de ver libre a su hijo y, con verdadera fe, creía que, visitando a la Virgen de Carejas, sería libre. Estas visitas a la Virgen fueron sucediéndose, y siguiendo un común derrotero, llego a formarse la senda predicha, la cual, para no confundirla con otras y para explicar a la vez la razón de ser, fue llamada en lo sucesivo “LA SENDA DEL CAUTIVO”. En la ermita de Carejas aún se conservan, a la vista de todo visitante, los grillos que aprisionaron al cautivo y el arca donde fue encerrado después de ser amarrado. Según reza la tradición, los ruegos de la madre obtuvieron la libertad del hijo. Como lo consiguió, y como los grillos quedaron en Carejas, esto no sé explicarlo, pues en este punto la tradición se halla oscurecida por narraciones más o menos verosímiles. Comprueban esta tradición, la existencia de la senda ,llamada del cautivo, respetada y reconocida por todas las generaciones y la conservación de los grillos y arca que tuvieron apresado al cautivo… Esta es sin duda, la tradición que mas ha arraigado en el corazón de los paredeños” 

      Y ahora ¿Qué haremos nosotros con el arca, con los grilletes, con las ofrendas y exvotos que desde la antigüedad se ofrecieron como acciones de gracia a esta misma imagen por curaciones milagrosas? ¡Que haremos con la ermita? ¿Qué será de la senda, de la pradera, de los árboles? A la imagen de la Virgen, titular desde siempre de esta casa, solemnemente coronada hace tan solo unos meses, se la han llevado sin más, le han quitado del culto y despojado de todos atributos milagrosos y ahora yace como una pieza más de museo en las dependencias destinadas a fines de exposición, a pesar de ser una talla de escaso valor artístico, muy deteriorada físicamente, predominando en ella únicamente un valor histórico, ampliamente superado por el amor espiritual que le profesa el pueblo, ya que es su encomienda espiritual desde hace seiscientos años.
     
    El mismo padre Teresa refiere en su libro cómo en el año 1.931 hubo que reconstruir la ermita con numeroso gasto y preocupación, pues el edificio se encontraba muy deteriorado, pero a nadie entonces se le ocurrió desalojar a la Virgen de su casa por derribo. Entonces tocaba arreglar los muros, el tejado, etc. y se arreglaron los muros y el tejado, no importa como, indudablemente con el tesón de los devotos paredeños de entonces. Ahora toca atender otra necesidad, toca preservar a la imagen para, como dicen, no la puedan robar y hoy en día son muchos los medios que para este menester existen. A partir de aquí cumpliremos con nuestra obligación, con la obligación que nos han marcado con su ejemplo nuestros antepasados y sería un atropello y engaño a los fieles el sustituir a esta imagen consagrada por los siglos y llena de sentimiento popular paredeño, por una figura de escayola o madera de nueva creación, con extremidades amputadas que necesariamente será extraña y ajena a nuestros sentimientos y por la que no sentiremos nada. Así las cosas, una estampa en nuestra casa puede tener el mismo valor y nos dejamos de molestias y problemas. 

    José Herrero Vallejo

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