lunes, 21 de marzo de 2016

La Virgen de Carejas no tiene abuela


La Virgen de Carejas no tiene abuela


      Viene a colación este título, que puede parecer en un principio algo irreverente, con motivo de la narración que hace de la Virgen del Rocío un arqueólogo investigador, en un libro de reciente publicación sobre la Historia de la Arqueología en España. Uno de sus capítulos lo titula ”Tania, la abuela de la Virgen” y en él nos cuenta que la Virgen del Rocío, es una talla concebida en madera de abedul allá por el siglo XIII (como nuestra Virgen de Carejas), pero que aparece doscientos años más tarde, cuando un cazador la encontró en el medio del bosque vistiendo una austera túnica de lino. Desde entonces, la patrona de las marismas de Almonte, la Blanca Paloma, ha mostrado toda su pompa en el vestuario sacramental, siempre al dictado de las modas, y al igual que nuestra Virgen de Carejas, viste túnicas de rico y llamativo terciopelo con bordados de plata que envuelven su estampa, por ese interés popular de igualar al éxito con pomposidad, como lo hacen los toreros de oro y luces.

      Con este distintivo inconfundible, se pregunta el arqueólogo: ¿pero alguien ha levantado las faldas a la Simpecado? Continua su relato para decir que un investigador estudioso, que hurga en las raíces orientales de Andalucía, quiso, en la década de los ochenta, cuando la talla precisaba de una restauración, presenciar en vivo el “destape” de la Virgen. Fue enseñar la Virgen sus vergüenzas y el investigador andaluz, admirado y emocionado, exclamo: !Es Tanit la diosa cartaginesa¡, pues el investigador advirtió al momento el parecido de esta talla con Tanit. Quien talló la Virgen rociera llevaba en el alma y en la memoria los cultos milenarios de sus antepasados, un pueblo que vivió en estos territorios marismeños veinticinco siglos antes que los actuales pobladores, y que han sido conocidos en la historia con el nombre de Tartesos.

    Las vírgenes castellanas no tienen abuela porque ellas emergieron del amor y de la devoción natural de las gentes cristianas, que con el arma de la fe en la mano, lucharon para expulsar de su territorio a los advenedizos y en ellas depositaron su confianza y así, cada Virgen castellana, intercesora para nosotros de la que está en el cielo, limpia de todo símbolo, recibió, aquí en la tierra, dependiendo de su territorio, una formas, un estilo y una advocación. A la Virgen del pueblo de Paredes de Nava, se la conoce con el nombre de Nuestra Señora de Carejas, extraño nombre el de Carejas para esta tierras campesinas, y sugestivo nombre también para uno orígenes desconocidos. Pero más extraño parece todavía, en relación con los acontecimientos acaecidos recientemente, el significado de NUESTRA, pues, a pesar de que este apelativo posesivo  designa a esta imagen como perteneciente a los paredeños, como Patrona del pueblo, la realidad no ha sido así, debido a que sin contemplaciones y sin consultar con nadie, se la han llevado de la ermita que ocupo durante seiscientos años, y ahora parece ser que ya no es del pueblo, sino de “otros” y destinada para servir de fines lucrativos de exposición museística.

    Ha tenido mala suerte la Virgen de Carejas, pues todo empezó porque, al igual que la del Rocío, ella también ha sufrido el desgaste de la edad y ha necesitado ser revisada y sufrir un destape para conocer sus interioridades, y, al ser despojada de sus vestidos, ha quedado desvelada su antigüedad y sus lógicos achaques. Parece ser que “alguien” ha pensado que esta imagen tiene un cierto valor material y no debe de estar donde ha estado siempre; de ahí que la hayan cambiado por otra “más barata” con la pretensión de que los demás sigamos siendo fieles a esta nueva devoción, como si nada hubiera pasado. 

    José Herrero Vallejo

No hay comentarios:

Publicar un comentario