miércoles, 20 de abril de 2016

El palacio de los condes de Paredes de Nava y San Isidro



 SAN ISIDRO Y EL PALACIO DE LOS CONDES DE PAREDES  DE   NAVA 


  En la madrileña plaza de San Andrés, en otros tiempos "Puerta de la Morería"· próximo a la iglesia dedicada a este santo, y a la llamada Capilla del Obispo, se encuentra el restaurado edificio que alberga hoy el actual museo de San Isidro, o también llamado de los Orígenes. Antes de su rehabilitación, se conocía con el nombre palacio de los Condes de Paredes de Nava, pues en el espacio que ocupa el actual museo, hubo un edificio en el que tuvieron su residencia algunos miembros de esta familia, en los tiempos en que hablamos.

Museo de San Isidro o de los Orígenes en la madrileña plaza de San Andrés, en el lugar que ocupó el antiguo Palacio de los Condes de Paredes de Nava.

Actual iglesia de San Andrés totalmente
reconstruida en el lugar donde estuvo la primitiva iglesia,
considerada como una de las más antiguas de
Madrid, ya existía en el siglo XIII y según la
tradición Isidro fue en aquel lugar enterrado en el
año 1.130.
  Su importancia se debe a que en estos lugares, hoy ocupados por el museo, estuvo situada en la antigüedad la casa vivienda de Isidro Labrador, un labriego mozárabe madrileño que trabajaba para la hacendada familia Vargas, propietarios del lugar, todo ello en el siglo XI-XII, y al que el pueblo madrileño, fomentado, tal vez,  por la familia Vargas, le atribuyó poderes milagrosos. Al fallecer, Isidro fue enterrado en el cementerio próximo a la iglesia de San Andrés, y la historia y leyenda continua, o empieza, cuando en el año 1.504, con motivo de realizarse en dicho cementerio un inventario de bienes, apareció un enterramiento en un arca ricamente decorada que contenía un cadáver incorrupto, al que acompaña un pergamino o códice, constituido por 28 hojas, que se distribuyen en tres cuadernos, en los cuales no se menciona detalles biográficos ni crono gráficos  de su vida, ni el nombre de su mujer, ni de su hijo, ni del amo, pero sí que está casado y tiene un hijo, y proporciona referencia de cinco milagros realizados que se encuentran motivados pictóricamente en los laterales del arca, figurando el nombre de Ysidorus Agricola.

  Según la tradición, parece que a este personaje, después de su enterramiento, los madrileños le seguían rindiendo culto y le atribuían los hechos milagrosos que acontecían, y le rezaban en su tumba. Quizá es la leyenda la que ahora entra en la historia, cuando se refiere a que el rey Alfonso VIII, después de ganar la llamada batalla de las Navas de Tolosa, llega a Madrid en el año 1.213. Y atraído por tan popular creencia, desea conocer a tal milagrero personaje, y vuelve a decir la leyenda que el rey, al destapar el ataúd, cree ver en la cara del yacente la de aquel “rustici divino”,  aquel pastor que señaló al rey los caminos a seguir para sorprender y derrotar al ejército musulmán. Como agradecimiento por su intervención en la victoria de las Navas de Tolosa, levantará una capilla en la iglesia de San Andrés y colocará el cuerpo incorrupto en un arca, que después, una vez hallada, ha sido llamada "arca mosayca”.

  A instancias del rey Felipe II, y de su empeño personal de canonización de españoles, dado el prestigio cultural y comercial que ello conllevaba para el reino, así como el interés de autoridades religiosas y del propio pueblo por su culto y veneración, Isidro fue declarado beato en 1.612 por el papa Pablo V en tiempos de Felipe III y,  cincuenta años más tarde, canonizado y proclamado santo el 13 de marzo de 1.662 por Gregorio XV, en tiempos del reinado de Felipe IV. Con gran solemnidad, se fija su festividad el 15 de mayo, y se le nombra Patrón de la Villa y Corte de Madrid, que celebra entonces con grandes fiestas su patrocinio. Por aquellos tiempos, por las razones expuestas, recibieron  este grado de santidad, el mismo dia, a la misma hora y lugar,  nuestro  san Isidro y otros famosos personajes, como santa Teresa de Jesús, cuyo proceso era el más avanzado (1515-1582), san Ignacio de Loyola (!491-1556) ya que los jesuitas tenían mucho interés en ver a su fundador en los altares, san Francisco Javier (1506-1552) por iniciativa del propio pontífice, y al italiano  san Felipe Neri (1515-1595) ..Entonces los españoles se pavoneaban diciendo "cuatro españoles y un romano" y los romanos decían "un santo y cuatro españoles".. 

  Según apuntes históricos, ya antes de que Felipe II trasladara la sede de la Corte desde Valladolid a Madrid en 1.561, existía una casa en el barrio de la Morería, próximo a la iglesia de San Andrés, que fue casa matriz de los Lujan, familia muy arraigada en Madrid desde tiempos antiguos. Dicha casa palacio fue construida en la primera mitad del siglo XVI, en terrenos pertenecientes a la familia Iván (Juan) de Vargas, por los Sres. de Lujan, y de la que hay constancia que fue reformada en 1.606, probablemente por doña Catalina Lujan, que entonces ya había adquirido por herencia los mayorazgos madrileños de esta familia. Su esposo fue ministro del Consejo de Guerra de Felipe III, tuvieron    cuatro hijos, todos nacidos en Nápoles, de los cuales hacemos mención aquí del heredero del mayorazgo, D. Fadrique Enríquez de Lujan,  y también de su hermana menor, Dª .Luisa Enríquez Lujan,  que fue condesa consorte de Paredes de Nava, y que, al contraer matrimonio con Don Manuel Manrique de Lara, IX conde de Paredes, introdujo a  este linaje en el mundo histórico del santo patrono madrileño-Don Fadrique, dice la historia, que fue un personaje nacido en Nápoles, probablemente en uno de los últimos años del siglo XVI, primogénito que heredó a la muerte de su madre los muchos mayorazgos que esta poseía, lo que unido a los importantes cargos que ocupó en la Corte, en los reinados de Felipe III y Felipe IV, le convirtieron en un personaje notable y poderoso, con influencias en la Corte,  en gran posición económica. con deseos  de notoriedad.y relevancia social.

Arca con los restos de San Isidro en la Concatedral de Madrid.
  Fue don Fadrique gran devoto del beato Isidro, y gozando de gran consideración y prestigio religioso en la corte de Felipe IV, y encontrando tiempos  muy proclives para ello, promovió y forzó su culto, un tanto olvidado después de su beatificación, y estableció, de alguna manera, cierta relación y promoción de su casa palacio con la vivienda original del beato Isidro. En 1.660, sin descendencia, hizo testamento, nombrando, entre otros, como testamentario, a su fiel administrador Don Vicente Ramírez e instituyendo herederas de todos sus bienes a sus sobrinas. A la hija de Luisa, que era su hermana menor, además de recibir reparto igualatorio, le cedió “todos los vínculos y mayorazgos que yo poseo” Esta sobrina se llamaba Doña María Inés Manrique de Lara  que  adquirió el condado de Paredes en 1.636 a la muerte de su padre, Don Manuel Manrique de Lara, el cual fallecido en Madrid,  solicitó ser enterrado en la capilla condal de la iglesia de San Francisco de Paredes de Nava.

  Es probable que bajo la dirección de esta sobrina, Dª María Inés Manrique, heredera del palacio, se reedificara y reconstruyera el edificio, así como la llamada Capilla del Santo, según figura en el frontispicio existente en la puerta que da acceso hoy a la Capilla del Santo.

Leyenda en el frontispicio de la puerta que da acceso a la Capilla del Santo en el actual Museo de los Orígenes.

  Son estos acontecimientos, creemos, los que llevan a que los nuevos condes de Paredes , a que tomen esta casa como su residencia en Madrid, por legado hereditario de don Fradique  Enríquez Lujan, su propietario, a su sobrina María Inés  Manrique de Lara , entonces  condesa de Paredes de Nava., 


 El Prof. Don Joaquín Pérez Villanueva, en su magnífica publicación acerca de esta familia, relata que ya antes de este acontecimiento, Luisa Enríquez Lujan  (más tarde conocida Luisa Enríquez Manrique de Lara y Lujan,  ya que en muchas ocasiones se utilizaba el apellido del marido cuando este era más importante que el propio)  hermana menor de don Fadrique y madre de la condesa que heredó  a don Fadrique, ya con 16 años de edad, recién venida de Valladolid a la Corte, residía junto a la Iglesia de San Andrés, y el que fue años más tarde su marido, el IX onde de Paredes, caballero de grandes prendas, suplicaba entonces al Rey, el 28 de enero de 1.629, recién casado con Dª Luisa, que se le diese licencia para andar en coche de dos caballos, ya que no podía andar por la calle de cualquier manera, ni sin la dignidad que la estirpe aconsejaba.

  El condado de Paredes de Nava va a pasar una época muy difícil al comenzar la Guerra de Sucesión a la Corona de España, ya que estos, como gran parte de la nobleza española, toman partido y apoyan al Archiduque Carlos de Austria, en contra de Felipe de Borbón, duque de Anjou. Era entonces conde de Paredes el hijo de Don Tomás de la Cerda y de Dª María Luisa Manrique, que habían sido virreyes de Méjico en el reinado de Carlos II y en donde nació en 1.686 este hijo del que hablamos, llamado Don José María de la Cerda y Manrique, XII conde que sirvió como gentilhombre de cámara al pretendiente austriaco. Con el triunfo de Felipe como rey, este conde de Paredes huyó a Austria y fue desposeído en el año 1.710 de sus estados de Paredes, del mayorazgo de las “Cinco Villas” y de Pinto, Frómista y Caraceña, propiedades pertenecientes a su esposa Manuela Téllez Girón,.los cuales no llegaron a regresar a España, falleciendo en Viena en 1.728 y 1.734 respectivamente. En 1.712 había nacido su primogénito en Barcelona, en donde se encontraban sus padres ya camino del destierro, recibiendo este hijo y por primera vez en la familia, el nombre milenario de Isidro, quizá porque quisieron sus padres encomendar a  santo tan familiar, el destino muy poco halagüeño que se presentaba a su primogénito, nombre, que, desde entonces, ha permanecido, durante siglos, en esta familia, encabezando los nombre familiares.

Tomado del libro "Paredes de Nava en el antiguo
régimen. Epigrafía y documentos" de Miguel
Viguri. Don Diego de Guzmán, conde de

Paredes de Nava.
  Tal vez tuvo algo que ver el santo, pues Don Isidro Manuel de la Cerda y Téllez Girón, XIII  conde de Paredes (!.712- 1.752), cuyos padres, como hemos comentado, murieron en el destierro, fue autorizado a volver a su patria y a palacio en señal de una reconciliación del nuevo rey con la nobleza. Recibirá de nuevo la jurisdicción y demás bienes confiscados de acuerdo al tratado de Viena de 9 de Julio de 1.726, e inicia una serie de pleitos por lo que se ve obligado a desprenderse de uno de los estados de su Mayorazgo, el llamado “Señorío de las Cinco Villas" que había pertenecido a la Casa desde el primer Conde, Don Rodrigo Manrique. Falleció en Madrid el 9 de agosto de 1.752, a los 40 años de edad.

  Le sucede su hija, Dª María Isidra de la Cruz de la Cerda XIV condesa de Paredes de Nava, quién toma matrimonio con Don Diego de Guzmán y Fernández de Córdoba, VII marqués de Montealegre, XIV conde de Oñate.,. Gozaban de un importante patrimonio y de una estrecha relación con el rey  por los puestos que desempeñaban en la corte. Su hija, María Isidra de Guzmán y de la Cerda (1767-1803), de la que ya hemos hablado en otras ocasiones, fue la primera mujer que alcanzó el grado de doctor universitario, la dignidad de académica honoraria de la Academia. de la Lengua, catedrático honorario de Alcalá de Henares, siendo una de las mujeres de la época consideradas como más cultas. Madrid la recuerda con una calle céntrica, de importante recorrido, con su nombre, el de María de Guzmán.

  Doña María Isidra de la Cruz, XIV condesa de Paredes de Nava, como hemos dicho, toma posesión del Mayorazgo de Paredes en 1.752 para conocer la situación en que ha quedado el mismo después de los acontecimientos de la Guerra de Sucesión, así como los pleitos de desembargo realizados por su antecesor. Estos hechos son recogidos del Archivo de los Condes de Paredes, por el profesor don Pedro Losa Serrano, con motivo de las investigaciones por él realzadas para la elaboración de su tesis doctoral, que publica en el libro titulado “El Señorío de las “Cinco Villas” de la Sierra de Alcaraz, siglos XV-XIX”, transcribiendo literalmente algunos párrafos que se refieren claramente a la propiedad de esta casa ”En la villa de Madrid a diez días del mes de agosto de mil setecientos cincuenta y dos, estando en unas casas principales, que están en esta villa, frente a la Capilla de San Ysidro, contiguo a la iglesia parroquial de San Andrés…que pertenecen a el estado de Paredes…”
  Persona de relevancia cultural y exquisito gusto,  reestructura y embellece la arquitectura general de la casa palacio de la plaza de San Andrés, dotándola de elegantes detalles arquitectónicos, y mejora y ennoblece los lugares pertenecientes a la vida del Santo Isidro.

Capilla del Santo en la actualidad en el Museo de los Orígenes.

Pintura en la cúpula de la Capilla representando a San Isidro.

   Los dueños de la casa conservaban un trozo de sudario en que estuvo el santo, con la inscripción: “Debajo de este pie está la auténtica reliquia y pertenece a los excelentísimos marqueses de Montealegre, condes de Paredes de Nava. Año 1.790”.
      

   Tal vez,  el nuevo conde, hijo de Dª Isidra de la Cruz, llamado Don Diego Isidro de Guzmán y de la Cerda y Fernández de Córdoba(1.776-1.849), XV conde de Paredes, tuvo de sus dos matrimonios 16 hijos, y uno de ellos llevó el nombre familiar de entonces, en relación con el lugar, Isidro Zacarías de Guzmán y de la Cerda, XIX, marqués de Aguilar de Campoo.                                                                                                                                                                                                    
  No nos queda la menor duda de que los condes de Paredes de aquella época, que tuvieron su residencia en la que había sido de San Isidro, vivieron rodeados de un ambiente de santidad y relevancia social, ya que su casa era visitada constantemente por los devotos del santo, al que rezaban en la capilla del palacio y bebían agua del pozo, El conde de Paredes era, a su vez, depositario de una de las ocho llaves que custodiaban la urna del Santo, estando la llave maestra en manos del rey. Era esta una urna de oro, plata y bronce, donde se encontraba depositado el cuerpo incorrupto, que el gremio de los plateros de Madrid consagró en 1.620 al Santo, con ocasión de su beatificación. Durante años, se creyó que el cuerpo incorrupto tenía poderes sanadores, y la Familia Real española se valió de esta cualidad religiosa a los largo de la historia. La urna, con el cuerpo incorrupto, fue trasladada en varias ocasiones al Alcázar para atender casos de enfermedad de la realeza, atendiendo a Felipe III, Carlos II y especialmente a Mariana de Neoburgo, su esposa, quien agradecida por su curación, encargó una urna de plata para recoger las reliquias del Santo. No fueron menos los Borbones. quienes mantuvieron también la creencia  en los poderes curativos de la momia del Santo, y en 1.760, se llevó el cuerpo al Palacio Real durante la enfermedad de la reina María Amalia de Sajonia, esposa del rey Carlos III.

  Dicen los documentos históricos, que este palacio perteneció a los Condes de Paredes todavía durante el siglo XIX,vendido por sus descendientes, fue derribado dado su estado en 1.974, y el solar permaneció durante años abandonado, pasando a propiedad del Ayuntamiento en 1.986, y tres años después, se propuso la construcción de un museo dedicado a San Isidro.

Bello patio plateresco renacentista del Palacio de los Condes de Paredes en la actualidad.


  Se llevo a cabo el proyecto de restauración integrando en el nuevo edificio los elementos originales del primitivo palacio, tales como el pozo, la Capilla del Santo y el patio plateresco que hizo que este bello edificio fuera uno de los palacios renacentista más nobles de la época y que hoy se pueden admirar en lo que es llamado Museo de los Orígenes, en la plaza madrileña de San Andrés, en el barrio madrileño de La Latina, así llamado en recuerdo del hospital convento fundado en el año 1.499 por la humanista y escritora Beatriz Galindo, llamada “La Latina”. En este museo de los Orígenes o de San Isidro se encuentran los sepulcros de Beatriz Galindo y de su marido, el consejero de los Reyes Católicos, Francisco Ramírez de Madrid.

  El Papa Juan XXIII concedió el patronazgo de San Isidro a los agricultores y campesinos españoles por bula “Agri Culturum” dada en Roma el 16 de Diciembre de 1.960, a instancias del cardenal español Plá y Deniel, quién consideró en 1.958 que los agricultores españoles debían de tener un santo patrono.

Bula AGRI CULTURAM” dada en  Roma el 16 de Diciembre de 1.960.

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