sábado, 30 de abril de 2016

Jorge Manrique

              Abril es de Jorge Manrique       

                  



Retrato de Jorge Manrique por
Juan de Borgoña (1492-1536),
pintor renacentista, introductor
de nuevas técnicas pictóricas en Castilla.
Se encuentra en la Casa de Cultura de Toledo.
Jorge Manrique está  vivo entre nosotros  a pesar de haber sido  un personaje secundario  totalmente eclipsado por la fama y arrogancia  de un padre dominante, el gran don Rodrigo Manrique de Lara, en cuyo sepulcro  del Monasterio  de Uclés, donde fue enterrado, dicen que había una inscripción,  que decía  “Aquí yace muerto un hombre que vivo dejó su nombre”. Sin embargo, mucho tiempo después, nosotros recordamos  al famoso Don Rodrigo Manrique, no porque fuera Gran Maestre de la Orden de Caballería de Santiago, no porque fuera primer Conde de Paredes de Nava,   no porque venciera en 24 gloriosas batallas a bandera desplegada, no porque fuera llamado en su tiempo el “segundo Cid”, no por haber sido Comendador de Segura de la Sierra, sino por ser únicamente el padre de un hijo, que abatido y desconcertado por pérdida tan grande, hablando el lenguaje íntimo del alma, supo llorar la  muerte de su padre  en unas coplas llenas de sentimiento y cordura, en  bellas y armoniosas estrofas ensartadas en la sublime meditación de un amoroso  recuerdo. Quiso Don Jorge inmortalizar a su padre, y fueron sus Coplas las  que a él mismo inmortalizaron

       Dicen que Don Jorge fue un hijo acuñado por la vigorosa personalidad  paterna, que la guerra fue un destino al que su educación le había llevado, pero que su forma natural de ser,  tenía que estar necesariamente  ligada a una persona sensible, tierna, dotada de lirismo, de fuerza expresiva, de capacidad intuitiva, de reflexión, de melancolía.

         La muerte de su padre, acaecida en la villa de  Ocaña en Noviembre de 1.476, quizá liberó a Jorge de las apreturas de la coraza de guerra, de la violencia de las armas y, distendido, sin ser consciente de ello, ensanchó su alma de poeta  deslizándose los pensamientos de su mente hacia los caminos de la métrica y de la rima, de la genialidad, de la inspiración, descuidando todo aquello  que de la guerra   había aprendido de su padre.

       Y así debió de ocurrir, pues lo hechos de armas que se sucedieron desde entonces, no fueron venturosos para nuestro personaje. En 1477, meses después de la muerte de su padre, en una confrontación armada, fue militarmente vencido y preso en la villa de Baeza, y necesitó para ser liberado, el perdón y consentimiento de los Reyes. Dicen sus biógrafos que fue en esta época, aceptando que las coplas no debieron de escribirse de un tirón, si no en varios fragmentos, cuando Don Jorge, aprovechando un paréntesis de meditación, debió de escribir algunos de estos fragmentos o incluso  el ajuste total del poema. 

   Don Jorge Manrique de Lara, Comendador de Montizón, Caballero Trece de la Orden de Caballería de Santiago, Capitán de las Hermandades de Toledo, fue el caballero elegido por Isabel la Católica para defender sus aspiraciones a la corona de Castilla frente a las poderosas  huestes del marqués de Villena, partidario de Doña Juana "la Beltraneja".

     Y en el anochecer de una tarde del día 24 de abril de 1479, frente a los grises muros del Castillo de Garcimuñoz, el cuerpo guerrero de don Jorge, con 39 años, lleno de amor, de lirismo, de poesía, de genialidad, fue mortalmente herido por su contrincante . Pedro Baeza.

     Entre sus ropas, dicen, encontraron papeles de versos ensangrentados, como si ellos fueran los últimos suspiros de este sublime poeta, cuyo destino hizo que fuera también guerrero.
 o.






Las coplas de Jorge Manrique. Televisión Española. 1973
Paisaje con figuras. Televisión Española.
Paco Ibáñez. Coplas de Jorge Manrique.

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