GENTES, CAMPOS Y DESPOBLACION
Entretenidos
en su rutinaria preocupación de atender las necesidades del campo, aferrados
estos pueblos agrícolas a su quehacer diario, alejados durante años de otro
pensamiento que no fuera el esfuerzo corporal, y en su tradicional
despreocupación, empezaron a darse cuenta un
día de que el mundo avanzaba, porque llegaron a sus casas aperos y
maquinarias que mejoraban las labores del campo y despedían a la vez a manos
trabajadoras. Y esta modernización trajo consigo la primera gran despoblación, despoblación silenciosa
que se llevó por delante a miles de familias y trajo tristeza y preocupación.
La tragedia había comenzado, pues estos
pueblos, abandonados a su suerte, sin ideas ni proyectos, siguieron ajenos labrando el campo como siempre lo habían hecho,
haciendo barbecho y más barbecho, pero cada vez con máquinas más potentes y cuanto
más potentes, menos gentes necesitaban.
Los pueblos de Tierra de Campos son, y serán
siempre, aunque no se quiera, pueblos agrícolas, pues su único patrimonio es el
campo, inmensos campos de cultivo situados en una estepa ingrata, donde
predomina el frío viento del norte y en donde una caprichosa climatología riega a su antojo los sembrados. La actividad
de estos pueblos ha sido siempre así y así seguirá siendo, pues es imposible
cambiar o modificar el color pardo de la
tierra y el color azul del cielo y es inútil pedirles, como al olmo, algo que
no pueden dar. Se sabe que los municipios más agrarios son los menos dinámicos,
pero el dinamismo no radica en la tierra, sino en los hombres. Por eso es
necesario mejorar y fomentar la formación
de las gentes, ese capital humano que convenientemente dirigido, con
conocimiento del medio y sabiendo lo que quiere, será capaz de conseguir
riqueza y bienestar, pues no cabe la menor duda de que el campo está ahí, y de
una u otra forma, ofrece enormes posibilidades que es necesario conocer.
Hoy la agricultura es una actividad que exige
altas inversiones y ello lleva parejo, como toda actividad de estas
características, imaginación que se apoye a su vez sobre una profesionalidad
adquirida en el estudio y en el conocimiento y no en la tradición, en hombres y gentes preparadas, cualificadas
para este trabajo, que hablen con propiedad y sepan de que hablan y que
comprendan, como así lo harán, cuando el saber llegue a ellos, que la
asociación, el trabajo en equipo es el único medio que les permitirá emprender
grandes proyectos para sacar de la tierra la riqueza que hoy esconde.
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