VICTIMISMO COMUNERO
Llama la atención, e incluso produce cierta
preocupación y estupor, que una Comunidad como Castilla y León, de rancio
abolengo en la historia de nuestra España, germen de esta nación, haya elegido
entre toda su larga e importante
historia pasada, un acontecimiento intrascendente de negativos efectos
sobre su historia, como fue la derrota
de los llamados Comuneros, para conmemorar la festividad de la Comunidad.
El rastro que tras de sí dejó esta guerra entre
hermanos mal avenidos, continúa en el recuerdo histórico de las gentes actuales,
dando origen a posturas reivindicativas de distinto signo, pues éste es el
marco en el que mejor encaja esta
historia retomada, y siempre mal comprendida. Los medios de comunicación, recogen todos los años por estas fechas, las opiniones encontradas, y las peripecias que suelen suceder en la llamada
Campa o descampado de Villamar, donde tiene lugar tal festividad.
Batalla de Villalar, pintura de Manuel Pícolo López. Refleja el desarrollo de la contienda. Tropas de Carlos I enarbolando la bandera de los Austrias. |
Sin embargo, parece que
el esfuerzo de los políticos de la
Junta de Castilla y León, por normalizar estos efectos, van
dando sus resultados, pues existe el deseo de que se normalice esta fiesta, es
decir, que exprese pluralidad respetuosa y compromiso compartido y no sesgo
parcial o apropiación unilateral. Es decir, se quiere que todos seamos
comuneros. Este esfuerzo ha supuesto y supondrá
lo suyo a las arcas públicas de esta Comunidad, pues se dedican cantidades
económicas a tal aceptación, tal como la creación de la Fundación Villalar
que dotada de buenos medios económicos, financia nuevos edificios para su sede, que atiende y cuida a sus patronos, subvenciona libros y novelas
al respecto, revistas gratuitas para promover las señas de identidad de la Comunidad ,etc. No
sabemos que se podrá hacer con los leoneses, que ausentes y lejanos a los
comuneros, reivindican su disgregación de la Comunidad y ven en esta fiesta otro motivo diferencial, y en cuanto pueden,
como se ha visto en las otras y en estas elecciones, muestran su descontento.
Ejecución de los líderes comuneros por decapitación en el caldalso de Villalar el 24 de abril. Pintura de Antonio Gisbert (1860). |
José Herrero Vallejo
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