jueves, 5 de mayo de 2016

Herencia comunera


HERENCIA COMUNERA


  Se acerca  el día  en el que la Comunidad de  Castilla y León celebra oficialmente su fiesta llamada de los Comuneros, y tal festejo, tiene lugar, como un  único y solitario evento oficial, en el pueblo vallisoletano de Villalar de los Comuneros. Allí tuvo lugar,  que  tropas castellanas, rebeldes al rey Carlos I, los llamados Comuneros, fueron derrotadas en el año 1.521, por las tropas castellanas, adictas al poder establecido.

Festejo del Día de la Comunidad de Castilla y León en la campa de Villalar de los Comuneros, el día 23 de abril.
Se enarbolan las banderas con los signos  pertenecientes al rey Fernando III.
Con  motivo de este acontecimiento, tendrán ocasión de comprobar, como, en estas fechas, todos los periódicos de la región, se llenan de artículos discordantes a favor y en contra de la celebración de este día, y como se solicita de los responsables de la organización, que se establezcan medidas de seguridad en el lugar donde tiene lugar tal celebración, en la llamada campa o descampado de Villalar, para evitar encuentros desagradables

Esta es la impresión que  uno tiene cuando se entretiene rebuscando en  las hemerotecas  que recogen las opiniones escritas de unos y de otros,  acerca de la idoneidad de la celebración de esta día. Todos, unos y otros, y los demás,  intentan en sus escritos  imponer su criterio personal acerca del significado de esta fiesta, haciendo uso  de las mismas y únicas fuentes históricas de las que todos disponemos; sin embargo, las opiniones de muchos de  ellos difieren en su interpretación personal dependiendo de las creencias, sentimientos u oportunidades personales.

Quizá todo ello se deba  a  que esta historia, que sucedió ahora hace ya casi 500 años, se desarrolló en un contexto político y social confuso, difícil hoy de comprender e interpretar, y en el que fueron defendidos  e involucrados en el mismo bando, muchos y variados intereses, a veces contrapuestos. 
Unos historiadores  dicen, que el motivo del enfrentamiento, fue el defender la economía de Castilla usurpada a saco por los recién llegados, otros acabar con la situación privilegiada que ocupaban los caballeros en muchos municipios, limitar las prerrogativas de la corona; otros que fue una revuelta popular para defenestrar el poder eclesiástico entrometido en los asuntos civiles del pueblo y otros, que fue la propia Iglesia la que participó, pues fueron muchos los clérigos que lucharon en este bando al grito de viva la Inquisición y muchas más cosas. La lejanía histórica, los diversos historiadores, cada uno en su versión personal, los cronistas encargados de hacer historia oficial, los políticos partidistas, los otros, etc. Todos ellos fueron el motivo o causa  de esta dispersión de opiniones, y de agrios enfrentamientos dialécticos existentes todavía hoy en día, por no decir otra cosa. Dicen que este movimiento comunero permaneció olvidado en la historia de España, como otro más de los muchos acontecidos a lo largo de ella, pero que fue resucitado por los llamados políticos liberales en las épocas absolutistas de principios del siglo XIX, los cuales  encontraron  en estos hombres olvidados, un baluarte que defender y  creyeron  ver en ellos sus predecesores de rebelión contra el despotismo real  existente en aquella época. Este movimiento ideológico, se alojo entonces en una sociedad secreta de carácter liberal, semejante a otras organizaciones masónicas de la época, llamada Confederación. de los  Caballeros  Comuneros que ha mantenido su espíritu y ha llegado hasta nosotros.

 Cuando se estableció en España el estado de comunidades y autonomías, surgió la necesidad urgente de que la Comunidad castellana-leonesa se asignara a sí misma un día conmemorativo. Eran épocas de cambio, se iniciaba en España un nuevo ciclo de convivencia y también los gobernantes políticos de entonces, de marcada ideología de partido, llenos de un liberalismo romántico, ansiosos de la libertad  encadenada durante años a una dictadura, volvieron a encontrar de nuevo en los comuneros, como los políticos liberales de 1.825, un ejemplo de lucha contra una opresión, la libertad del pueblo.

Hoy no sabemos si festejamos la derrota de nuestros pueblos comuneros frente al rey mas poderoso de la Tierra…; no sabemos si festejamos la pobreza y pérdida de liderazgo político y económico que surgió en Castilla a partir de entonces por la desconfianza de la Corona, especialmente hacia aquellas ciudades comuneras más significativas, cuyo  liderazgo  hoy no han conseguido recuperar; …no sabemos si festejamos el arrojo y valentía de unos hombres que calcularon mal sus efectivos, eligieron la lucha armada y perdieron… o si festejamos únicamente una ideología  trasnochada. Tampoco sabemos por qué lo festejamos con charangas y alegrías, muchas de ellas  de mal gusto, en un descampado de recuerdos tan tristes en donde unos hombres murieron  por defender sus ideales. Si ellos lo supieran, tampoco les gustaría.


José Herrero Vallejo

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